lunes, 3 de diciembre de 2007

Decepción

te regalo mi derrota,
te la pongo en un papel
con mis letras de rendición.
Esta última batalla ha sido
la peor,
me basta mirarte a los ojos
para saberme vencido,
despojado.
Y ahora no hay quien cure
mis manos.
Ahora sólo quedan recuerdos polvorientos
y manchas de soledad por todo el cuarto.
Te regalo mi rutina,
mis ganas de no ser nada,
mis sábados aburridos,
los lunes color tristeza.
Por favor guárdamelos,
al fin y al cabo
es lo único que me queda,
y esas estúpidas manchas,
que se adueñan poco a poco
de todo.
Ahora lo entiendo.
Puedo escribirte un millón de cosas
más,
décimas,
sonetos,
redondillas,
toda esa basura,
pero jamás me querrás.

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