martes, 4 de diciembre de 2007

Pérdida

Al final de nuestro derrumbe
sólo quedaron cadáveres,
osamentas derruidas
que siguen pesando a mis espaldas.
Un puñado de arcilla.
Decoro mis aposentos
con máscaras rotas.
Se burlan.
Me hieren.
Saben a lo que han venido
y no hallarán reposo
hasta verme bajo la avalancha.
Cuatro paredes y sólo hay desesperación.
El derrumbe se ha llevado todo,
y al final sólo quedaron
miles de recuerdos secándose al sol;
y ahora, una neblina
implacable,
cabalgando con la derrota por estandarte,
termina por sepultarlo todo
con sus cascos de hembra.
No hay brazos de madre que
curen desolación,
ni lluvia clemente que barra
mis despojos.
Quédate con todo, miseria,
esta mano tú la ganas.

0 comentarios: